domingo, 15 de enero de 2012

I see fire



Equestrianism | via Tumblr

La puerta de madera crujió cuando se encajaron sus bisagras.
El olor a paja y caballos recorría el aire limpio de la mañana.
Todo estaba pulcramente ordenado y limpio, nada se hallaba fuera de lugar excepto la manta de Loreluis. Era de color carne con bordados en negro, sencilla y elegante.
Su montura reposaba sobre mis piernas, con un paño sacaba brillo a su superficie ya de por si brillante.
El sol adormecido calentaba los lomos de los caballos que pastaban en los campos próximos a las pistas.
Era día de prácticas y todos esperaban hasta el último segundo para ensillar a sus caballos.

Loreluis mi yegua, era salvaje e impredecible.De porte altivo y elegante sacaba las máximas puntuaciones en los concursos de doma y saltos, sus fuertes patas la propulsaban sobre las vallas con asombrosa facilidad.Era fascinante verla correr libre después de las prácticas.

Agarré con cuidado la montura y salí de la sala para entrar en las cuadras.Todos los caballos dormían excepto ella, me esperaba despierta y ansiosa por salir a galopar.

Entré en silencio, con movimientos pausados y suaves le coloqué la silla, su pelaje negro brillante dejo deslizar la montura hasta el lugar exacto, acaricié su cuello con la yema de mis dedos, tenía unos músculos firmes. Rodeando su cuello con un brazo le coloqué la brida, no sin antes pelearme para que abriese la boca introducí el bocado. Cuando la cincha estuvo apretada y todo listo me dispuse a salir.Un ruido me detuvo.
Salí y miré hacía todas las cuadras confusa, no había nadie.Me acerqué a Zorro y acaricié sus hollares, estaba agitado, todos los caballos se habían despertado y coceaban contra las puertas con nerviosismo.
Ese fue mi primer encuentro con Él