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Aun que intente ignorarlo sigue consumiendo mi aire, aun que no genera nada nuevo sigo reteniéndolo.
El silencio revela su presencia, la sombra que se encoge en la penumbra, un hombre que se pierde en recuerdos.
Ya no queda nada que arrojar a su cuerpo para que palpite, se hunde sobre si mismo, ya es un recorte. Y no es mi intención reanimarlo, no quiero traerlo de nuevo a mi territorio. Solo quiero dejarlo ir y que todo vuelva a la normalidad.
Hace unos días fui lo suficiente ingenua para creer que había conseguido alejarlo de mi por completo, pero la realidad se burló cruelmente de mi.
Me trajeron la esperanza y cuando mi cuerpo reaccionó la destrozaron, así que hice construir muros de contención y me escondí por si esta vez en vez de robar al Petirrojo me robaba a mi.
Lo escucho en el silencio. Un ente que se arrastra moribundo por los pasillos de mi mente. Intento no parecer asustada cuando pasa cerca de mi. Solo cierro los ojos y espero a que al fin el tiempo termine de descomponerlo.
