lunes, 3 de noviembre de 2014

Un satélite y una sonrisa gatuna en la Luna

Herro Preese, current obsession: charmaine olivia




Lo espera, sentía que ya tardaba demasiado en llegar.
Esperaba todos los días unos segundos antes de dormirme para rebuscar indicios en mi memoria.
Pero todo estaba en calma, tan inofensivo y pacífico...
Caminábamos entre arte y tinieblas. No estaba muy segura de que buscábamos entre aquellos papeles arrugados ni entre los disparos perdidos. 
Cuando vi su cara supe que algo pasaba y no dudé en preguntarlo. Sus palabras me rodearon amenazadoras, se creían una gran nube de oscuridad cuando realmente no eran más que polvo diluido. 
Me atravesaron, pero no me cortaron. Y eso fue lo que más me asustó.
Cierto es que apenas había cimientos sólidos que arrasar. Lo que se había depositado dentro de mi  fueron sedimentos imaginarios y nada más. Pero el desconcierto me paralizó. Estaba enfadada, frustrada y herida en el orgullo.
Había un resentimiento hacia algo más genérico y subjetivo, una pregunta suspendida. 
La noche me abrazaba y yo me zafaba de sus brazos tétricos y tentadores. Hoy no era día de caer en una cama de sábanas retorcidas.
Paseé arriba y abajo por las calles abarrotadas y no me dejé llevar por la marea. 
Con los labios rojos, y el cuerpo en cuarentena me quedé sentada en el cruce de caminos esperando a ver si aparecía.