domingo, 1 de enero de 2012

La elegancia del gato

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Permití  que las letras se tragasen mi amargura y dejé correr el tiempo.El tren avanzaba con su enfermiza tranquilidad,a mi me da igual, no estoy impaciente por llegar a casa.
Agotada y un poco mareada alzo la vista de mi libro.Todo el tren está en silencio,nadie habla, estoy sola. ¿Sola? me repito con inseguridad, ¿nadie? Alzo la vista y  encuentro dos ojos negros observarme desde un asiento. Su pelaje oscuro lo delata, un gato observa mis movimientos con interés. Extrañada me escurro un poco para ver mejor.  Nadie, todo vacío.
Los arboles se agitan cuando el viento los sacude, el tren sigue su curso. Ultima parada se oye desde la cabina. Me relajo un tanto y sigo leyendo. Los personajes cobran vida en mi cabeza. Thinking about you de Norah Jons empieza a sonar en mis cascos. Me abandono a su ritmo y observo las gotas golpear  contra los cristales del tren. El cielo gris contrasta con el verde del bosque, pierdo mi vista en la oscuridad.
El tren para bruscamente.Con suavidad cierro el libro y agarro mi vieja maleta. Casi choco con un joven cuando me levanto. Sus ropas negras me recuerdan algo, estiro el cuello con disimulo y compruebo que el minino ha desaparecido. ¿Y el? ¿De donde sale?

-¿Era tuyo un gato que estaba en ese asiento?-dije señalando el lugar donde se había adormilado el gato.
-Ahí no había  ningún gato- dijo con una voz profunda pero dulce.
-Pues hace nada lo he visto allí tumbado.
- Si eso fuera cierto creo que lo habría visto. Estaba sentado justo ahí, en ese mismo asiento.
-¿Como?
-Creo que no debiste ver bien.
Me quedé un segundo en silencio, meditando.
-Oye ¿como sabias tu que era negro?, yo no dije nada respecto a su aspecto.

Pero ya no estaba para oírme. En su lugar había un gato negro.