domingo, 19 de mayo de 2013

Te derroté y la tierra tembló




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Dices que lo sientes y con las palabras aun enfriando en el aire vuelves a alzar la voz para gritarme.
Ella se despierta asustada, no sabe qué decir, ni que hacer, solo se queda en las sombras de su mundo esperando a ser rescatada por la realidad, en la espera surge una pequeña yo que dice a gritos lo que ella solloza en silencio. Ella es todo y nada a la vez,  lo sabe, lo vive todo, pero no es nada, solo una más. 
Piensa a  veces en las noticias, en los periódicos, piensa en mujeres libres, en mentes gobernadas por la libertad y no por el miedo, sus trémulas manos empiezan a aferrarse con fuerza a la esperanza  pero El siempre hace que se queme y la suelte, nadie consigue liberarla y Ella se empieza ahogar con su dolor.
Un día El es encantador, le llena el pecho de ilusión y al día siguiente por sus mejillas corren lágrimas de pavor. Ella es la diana de su propia furia, se la clava como puñales envenenados y deja a la esperanza deslizarse entre los cortes evaporándose en el aire seco. 
Llega un momento que las piernas le fallan cuando lo oye entrar por la puerta, su corazón galopa encerrado dentro de  sus costillas y su respiración desaparece durante unos segundos, cuando la puerta del salón se cierra con un portazo ya puede respirar. 
Año tras año, la tensión y la ausencia de apoyo la van deteriorando, su pelo se vuelve canoso, sus manos se retuercen y su piel se pliega dejando atrás  un rostro de piel tersa y pálida, apenas tiene 35 años y semeja una anciana. Como le dijo su madre una vez y nunca logró olvidarlo, "las bestias por mucho amor que reciban siempre serán bestias, las mujeres creemos a veces que podemos cambiarlos con nuestro amor, pero estamos equivocadas, quien mató seguirá matando y quien levanto la mano una vez lo seguirá haciendo". Ella llora noches enteras pensando en quien pudo ser y en quien es, pero el amor es estúpido y nadie lo predice, por eso es mejor pensar poco y sentir menos. 
Las cosas sobrepasaron un límite en el verano de 2014, Ella puedo sentir como sus huesos frágiles como cristal crujían y sus músculos se retorcían enteros, en ese día decidió poner fin a todo, comenzando por escribir una carta de apenas 4 lineas durante las cuales su pulso se mantuvo firme y no dudó en contarlo todo:
"Dices que te pertenezco, pero no podías alejarte más de la verdad. Debo admitir que el amor me hizo ciega y muda durante unos largos años, pero todo se acaba y la ceguera no es permanente, si no me he ido antes es porque creía ver al hombre del que me enamoré detrás de todos ese golpes injustificados pero como ya he dicho todo se acaba y para que dentro de tu fría mente de maltratador quede la marca de mi muerte".
Como si se tratase de otra carta más y no una de despedida Ella  cierra el sobre verde que la protege y lo perfuma con su colonia favorita. Tras todo el proceso desaparece en la cocina para no volver a salir.
Cuando El entra en casa y descubre a Ella la mira fríamente, coge la carta y la arroja a la basura, después de ducharse coge el télefono y llama a una ambulancia. 
Cuando se la llevan en su rostro aparecen las primeras lágrimas que poco a poco empapan el papel verde que sus manos sostienen.



Miss A