Dices que lo sientes y con las palabras aun enfriando en el aire vuelves a
alzar la voz para gritarme.
Ella se despierta asustada, no sabe qué decir, ni que hacer, solo se queda
en las sombras de su mundo esperando a ser rescatada por la realidad, en la
espera surge una pequeña yo que dice a gritos lo que ella solloza en silencio.
Ella es todo y nada a la vez, lo sabe, lo vive todo, pero no es nada,
solo una más.
Piensa a veces en las noticias, en los periódicos, piensa en mujeres
libres, en mentes gobernadas por la libertad y no por el miedo, sus trémulas
manos empiezan a aferrarse con fuerza a la esperanza pero El siempre hace
que se queme y la suelte, nadie consigue liberarla y Ella se empieza ahogar con
su dolor.
Un día El es encantador, le llena el pecho de ilusión y al día siguiente
por sus mejillas corren lágrimas de pavor. Ella es la diana de su propia furia,
se la clava como puñales envenenados y deja a la esperanza deslizarse entre los
cortes evaporándose en el aire seco.
Llega un momento que las piernas le fallan cuando lo oye entrar por la
puerta, su corazón galopa encerrado dentro de sus costillas y su
respiración desaparece durante unos segundos, cuando la puerta del salón se
cierra con un portazo ya puede respirar.
Año tras año, la tensión y la ausencia de apoyo la van deteriorando, su
pelo se vuelve canoso, sus manos se retuercen y su piel se pliega dejando atrás
un rostro de piel tersa y pálida, apenas tiene 35 años y semeja una
anciana. Como le dijo su madre una vez y nunca logró olvidarlo, "las
bestias por mucho amor que reciban siempre serán bestias, las mujeres creemos a
veces que podemos cambiarlos con nuestro amor, pero estamos equivocadas, quien
mató seguirá matando y quien levanto la mano una vez lo seguirá haciendo".
Ella llora noches enteras pensando en quien pudo ser y en quien es, pero el
amor es estúpido y nadie lo predice, por eso es mejor pensar poco y sentir menos.
Las cosas sobrepasaron un límite en el verano de 2014, Ella puedo sentir
como sus huesos frágiles como cristal crujían y sus músculos se retorcían
enteros, en ese día decidió poner fin a todo, comenzando por escribir una carta
de apenas 4 lineas durante las cuales su pulso se mantuvo firme y no dudó en
contarlo todo:
"Dices que te pertenezco, pero no podías alejarte más de la verdad.
Debo admitir que el amor me hizo ciega y muda durante unos largos años, pero
todo se acaba y la ceguera no es permanente, si no me he ido antes es porque
creía ver al hombre del que me enamoré detrás de todos ese golpes
injustificados pero como ya he dicho todo se acaba y para que dentro de tu fría
mente de maltratador quede la marca de mi muerte".
Como si se tratase de otra carta más y no una de despedida Ella
cierra el sobre verde que la protege y lo perfuma con su colonia
favorita. Tras todo el proceso desaparece en la cocina para no volver a salir.
Cuando El entra en casa y descubre a Ella la mira fríamente, coge la carta
y la arroja a la basura, después de ducharse coge el télefono y llama a una
ambulancia.
Cuando se la llevan en su rostro aparecen las primeras lágrimas que poco a
poco empapan el papel verde que sus manos sostienen.
Miss A