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El dolor que nos consume por dentro, es el enemigo, nadie desea que tras su pérdida este ser cruel y frío desgarre los corazones de quien lo conocieron, pero así es, es duro, es absurdo, pero es el enigma que nos encadena.
Aún que el futuro sea un amanecer oscurecido por las sombras de una pérdida debemos cerrar los ojos y pensar con una sonrisa en lo feliz que nos hizo en vida esa persona. Ver los buenos momentos y decidir que es mejor que su dolor haya sido eliminado y ahora sea parte de nuestro mundo, esté en nuestros recuerdos, pensamientos, y tal vez sea un pájaro que vuele libre entre las nubes y cante feliz en las ramas de un árbol, o tal vez sea una flor de nuestro jardín.
