-¿Hola?- estaba adormilado, no había visto el reloj pero seguramente serían más de las cuatro de la madrugada.
-Lucas, te espero en el aeropuerto a las siete en punto.- Sin darle ocasión a decir nada más colgué.
Sin saber muy bien que hacer mientras el sol recorría el firmamento arrojando luz me senté en el mugriento suelo y seguí con mi artículo.
Me atasqué en "hasta que el corazón de pura maldad se les pare ..." y decidí encender un cigarrillo. Aspiré cada calada como si fuese la última y lo aplasté contra el suelo cuando no quedó nada más que el filtro.
La telaraña de estrellas ya apenas se podía ver con el sol apareciendo por el leste. Me levanté y estiré mis doloridas piernas. Me quedaba un poco antes de llegar al aeropuerto.
Estaba allí cuando llegué. No sin cierta satisfacción vi su nerviosismo y su ansia. Estaba guapísimo allí apoyado en la pared con una chaqueta de cuero gastada y sus increíbles ojos chocolate oscuro. Cuando se topó con mi mirada su cara reflejó alivio. Caminó con rapidez hasta mi y se quedó a unos metros mirándome con intensidad.
-Hola Violeta. - noté aun la desconfianza en su voz.
-Lucas.- dije sin controlar mi mal genio.
Después de despertar el silencio otra vez lo miré fijamente para incomodarlo y dejé que el reaccionase.
No se pudo contener más y me abrazó.
-Has vuelto a fumar- apuntó con severidad.
-Solo uno. - dije sin poder contener una estúpida sonrisa al ver sus ojos cálidos sobre mi.
Se inclinó y me arrebató el paquete de tabaco.
-¡Eh! Que no es nada barato.- protesté.
Me tendió un billete de veinte y se lo arrebate de las manos.
-No creo que una caja valga veinte euros. - su risa removió algo dentro de mi.
-Son mis intereses por soportarte estos días.
Su risa se paró y me apretó con fuerza contra si . No le gustaba hablar del tema.
-He comprado los billetes, no vas a saber a donde vamos hasta que lleguemos.
-¿Como quieres que no me entere si lo anuncian constantemente?- reí
-Cogeremos mucho aviones y muchos autobuses antes de llegar. - dijo con una sonrisa traviesa
Siempre que escuchaba su voz o estaba cerca de él mi humor daba un giro de 180 grados. Nos cogimos de la mano y entramos en el aeropuerto.